domingo, 11 de noviembre de 2018

Tu carta

Hola amor:

Eres un huracán, sabías? Yo...te tenía miedo. Te tenía tanto miedo que te evitaba, pero al mismo tiempo te buscaba.

Contigo descubrí que en mi corazón de piedra las flores podían llegar a crecer.

Te evitaba a toda costa, había leido sobre ti, sobre el efecto que causas en la gente y por eso deseaba ser amada.

Cuando te encontré no fue de golpe. No viniste a mí cómo dicen las historias.

Fuiste astuto amor.

Te hiciste un hueco en mí,poco a poco, atrevido pero constante , sin prisa pero sin pausa.

Y para cuando me di cuenta estabas tan dentro de mí que ya no te podía sacar.

Amor, eres música! Poesía! Eres amor! Eres el gemido de mi orgasmo, eres el  deshacer la cama a besos que nos llevan lejos.

Eres muchas cosas.

Llegaste, lento, tímido, pero inamovible.

Estableciste tu base de operaciones y lo convertiste en tu hogar.

Llegaste y entonces supe lo que era besar hasta quedar sin respiración...

Pero también te fuiste. Te fuiste con una nota de despedida, dejándome atrás.

Te fuiste y te llevaste las sonrisas. Te llevaste mi alegría, te llevaste mi cobijo.

Tengo el corazón roto, pero esto no es una recriminación, al contrario.

Un corazón roto es un corazón que ha amado. Qué hay más bonito que experimentarlo?

Un amor puro, sin fisuras, sin dudas, con alguna bronca y mucha fuerza. Con bromas tontas y planes deshechos.

Con "te quiero" que se dicen en una mirada y gemidos que se ahogan en la garganta.

No, no me arrepiento amor. Sentirte es algo maravilloso algo que este corazón de piedra con flores no quiere dejar atrás

sábado, 10 de noviembre de 2018

Formas cambiantes (o algo así)

Alguna vez te ha pasado que has vivido una experiencia redundante? De esas que ya habías vivido pero siendo otrx, eras tú siendo distintx. Es raro, la verdad. Como las cosas que creías seguras de repente se tambalean coml castillos de naipes. Y la inseguridad se convierte en  la única certeza absoluta.
A mí me pasó, y cuando las luces del cuarto parecieron peces, supe que no me gustaba esa sensación. La yo de hace tres años se hubiera dejado llevar. Se hubiera reído y habría dicho estupideces sin sentido, sintiendo la gravedad de otra manera distinta.
Pero la yo de ahora se sentó estoica, procurando pensar en cosas reales, pero ya no estaba segura de qué pensaba, no me gustaba no saber qué hacer, me di cuenta que odiaba profundamente perder el control y no estar completamente de lo que hacía.
Es increíble la de yoes que se pueden acumular